EL VERANO Y YO

Me gusta el verano, su vitalidad, su fuerza y alegría, la temporada me invita a disfrutar del verdor de la naturaleza, las playas, ríos y cascadas. Durante esta época dicen las estadísticas que es cuando menos se enferman las personas, los días son claros y largos, se siente movimiento y energía por todas partes, el sol nos regenera con su fuerza vital y nos regala vitamina D fuente antioxidante y preventivo de muchas enfermedades.

Este verano ha sido muy especial para mí, me he regalado mucho tiempo, no me he comprometido con muchas cosas, he dicho que si a lo que deseo y con mucha paz he dicho que no a lo que no vibra conmigo o no deseo. Siento que el tiempo se ha ido rápido y que hay muchas cosas que hacer antes de la llegada del otoño donde regresamos a nuestro mundo interno, a sacarle provecho a otras cosas. Me he dedicado a fluir con la época, disfrutar de la naturaleza y a ceder un poco a la rutina de trabajo y darle apertura a lo nuevo, a crear, escribir, pintar mándalas y a proyectar mi negocio para el próximo año. El tiempo que me he dedicado ha sido muy valioso y provechoso. He podido en este nuevo ciclo de vida dejar atrás tantas cosas que en su momento me hicieron bien y ahora no las necesito. Cambiamos, evolucionamos crecemos y nos moldeamos de acuerdo a las circunstancias.

Aprendí cuando fui a las Cataratas del Niagara, en mi más reciente viaje allá que debo seguir haciendo lo que me gusta porque se me hace bien fácil subir las escaleras de la Cueva de los Vientos y mojarme en las aguas de la catarata que no duelen las rodillas a pesar de que hay que subir bastante, muy diferente a cuando hay que tomar el tren por compromiso. Los deberes y los compromisos es la nueva esclavitud moderna. No hay nada que nos quite la paz más rápido que tener obligaciones y pendientes ya sean sociales, materiales o demasiado fanatismo religioso, espiritual. Tenemos una responsabilidad social de sostenernos, trabajar y ser útiles. Me refiero a ser selectivos y discernir con respecto a cómo utilizo mi tiempo.

Cada día me siento más cómoda en lo simple, lo natural, compartir con mis seres queridos, disfrutar y tomar la vida como es, una excelente escuela para adquirir experiencias y evolucionar.

Este verano me sentí alineada con mi espíritu y pude ver lo vivido como una conexión con la vida y sus cualidades positivas Miro lo vivido desde el amor.